Investigadores de la UTP estudian los flujos de savia del manglar como parte del esfuerzo por garantizar su protección

Los manglares son reservorios de vida, garantía de seguridad alimentaria, ambiental y económica.

Esta importancia estratégica explica los esfuerzos de los científicos del Centro de Investigaciones Hidráulicas e Hidrotécnicas (CIHH) de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) por garantizar su protección: primero con estudios pioneros y el proyecto Análisis de Flujos de CO2  y Vapor de Agua de un Ecosistema de Manglares, en la Bahía de Panamá y ahora con el reciente lanzamiento del  Proyecto FIED21-18: Estimación del flujo de savia en un ecosistema de manglar: Evaluación de las condiciones ambientales, en el contexto de la IV Escuela de Verano de Medición de C02 que se desarrolló en la UTP.

Este taller que significó la presentación formal del proyecto,contó con la presencia de estudiantes de Ingeniería Forestal, Ambiental, cursantes de maestría, con alumnos de la Universidad de Panamá, investigadores de la UTP y el invitado internacional, el Dr. Francisco Ramón López, de la Universidad de Castilla La Mancha.

El Atlas Mundial de los Manglares (2011, Dr.Mark Spalding, Dra.Mami  Kainuma y Lorna Collins) cuenta que los bosques de manglar se encuentran en las costas de 123 países situados tanto en el trópico como en el subtrópico.

Son varias sus tareas, entre otras, proteger a las tierras agrícolas de la salinidad del mar al actuar como filtro. Además, “muestran una productividad de peces y mariscos en general que superan a la de cualquier otro tipo de zona costera que carece de ellos”.

El Ministerio del Ambiente de Panamá confirma que el país “cuenta con la mayor variedad de especies de mangle en el continente americano”:  12 de las 65 especies del mundo están en territorio panameño.

El 85% se sitúa en la costa Pacífica y el resto en el Caribe.

Los manglares dan cobijo a aves como pelícanos, gaviotas y cocodrilo americano; sirven de hábitat de muchas especies de moluscos, crustáceos y peces “en las primeras etapas de su vida, previo a su arribo a mar abierto”.

Cada 16 de agosto se celebra el Día del Manglar para reconocer su impacto en el medio ambiente.

La Dra. Nathalia Tejedor, del equipo de investigadores del CIHH y quien participó tanto en la investigación de análisis de flujos de CO2 como en el reciente de flujo de savia, agrega en defensa del manglar, que tienen otra misión vital para el ambiente: almacenan gran cantidad de carbono.

Se les conoce como sumideros de carbono. De esta forma, si se les corta, el peligroso carbono se va hacia la atmósfera.

Valor económico: Un estudio socioeconómico realizado por la organización Conservación Internacional Panamá, en el oriente de la provincia de Chiriquí, demostró que solo 13,000 hectáreas de manglar evaluados, aporta $27 millones anuales sobre los servicios ambientales que presta directa e indirectamente a esta región del país en temas de pesca, protección costera, captación de carbono, turismo entre otros.

Fuente: MiAmbiente

La Dra. Tejedor reflexiona que la mejor manera de obtener estos beneficios del manglar pasa por una fórmula sencilla: cuidarlos.

Los investigadores de la UTP hacen su parte. Al respecto, documentó que el proyecto Estimación del flujo de savia en un ecosistema de manglar: Evaluación de las condiciones ambientales, ganó una convocatoria de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) para apoyar a los nuevos doctores en sus investigaciones.

Con el estudio Análisis de Flujos de CO2  y Vapor de Agua de un Ecosistema de Manglares, en la Bahía de Panamá cumplieron la meta de conocer las condiciones ecológicas y atmosféricas que controlan el estado y funcionamiento de este tipo de ecosistemas, así como transferir conocimiento.

Una vez finalizado, “la idea era darle continuidad a los trabajos y determinar qué más podemos aprender de los manglares”, precisa Tejedor, y así sumar a la causa de su protección.

Esta investigación ha contado con el apoyo colaborativo del Dr. Francisco Ramón López, de la Universidad de Castilla La Mancha.

Es el objetivo general del estudio:

Estimar los flujos de savia en el ecosistema de manglar ubicado en la bahía de Panamá.

Objetivos específicos:  

  • Establecer parcelas pilotos en área de estudio para la estimación de la biomasa aérea.
  • Realizar giras a campo para la instalación de sensores de savia, verificación de sensores meteorológicos y descarga de datos.
  •  Estudiar con modelos estadísticos la influencia de las variables meteorológicas en el flujo de savia en las parcelas piloto.
  • Presentar un modelo general que estime los flujos de savia en el ecosistema de manglar.

Investigadores:
Dr. Alexander Esquivel, CIHH-UTP.
Dr. Reinhardt Pinzón, CIHH-UTP.
Dr. Francisco Ramón López, Universidad de Castilla La Mancha.
MSc. Job Noel, CIHH-UTP.
Tec. Daniel Nieto, CIHH-UTP

Personal de apoyo:
MSc. Jaime González, coordinador de proyecto.
Ing. Jefferson Brooks, estudiante de tesis-Maestría.
Ruth González, estudiante de tesis-Pregrado.
Ing. Anna Kelc, Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida de Viena, estudiante de pasantía.

El área del estudio se encuentra ubicado en la bahía de Panamá, de manera específica en el manglar de Juan Díaz.

Los científicos del CIHH-UTP tienen como meta, al culminar la investigación, presentar “un modelo ecohidrológico que determine empíricamente la relación entre diferentes variables microclimáticas y patrones de flujo de savia diurnos en el manglar de la Bahía de Panamá”, documentó en presentación la Dra. Tejedor.

¿Por qué medir la savia?

La Dra. Tejedor explica que el flujo de savia se define como el sistema de transporte de los nutrientes y el agua del árbol de la raíz hacia la copa.

El Dr. Francisco Ramón López, de la Universidad de Castilla La Mancha, detalló, por su parte, que medir los flujos de savia permite conocer la transpiración vegetal “y con ello cuantificar la contribución a la evapotranspiración de cada individuo” en función de su edad, especie y estado fenológico.

De igual modo, observar tendencias estacionales en función de aspectos como variación en temperatura o régimen de precipitaciones.

Este estudio determina la disponibilidad de agua (por ejemplo, en épocas de sequía) y facilita contar con información para la toma de decisiones.

En enero de 2022 comenzó el proyecto.

La primera etapa consistió en ir al manglar, buscar datos de la estación meteorológica y realizar los inventarios forestales.

La etapa siguiente consistirá en instalar seis equipos de medición en el manglar y recoger la data. Es un procedimiento que preserva el ecosistema y no afecta su estabilidad.

Importante conocer que los equipos tienen su origen en un fabricante de República Checa quien aguarda con interés los resultados: Panamá es país pionero en usar su tecnología en el estudio de manglar. Son otro tipo de bosques los estudiados con este sistema, entre otras razones, porque en Europa no existe manglar.

De igual modo, a partir de tecnología LiDAR (Light Detection And Ranging), “sistema activo de detección remota basado en un escáner laser” y un software estadístico será posible tener datos de cuánto transpira una hectárea de manglar.

Si volvemos al inicio, se trata de conseguir herramientas cada vez más poderosas para cuidar un ecosistema que concentra oxígeno, cuida especies, actúa como barrera natural y es parte del equilibrio del país y del planeta.

Este entusiasmo es, además, firme garantía de un avance hacia la conciencia  y la investigación: “Cada vez más personas, científicos y organizaciones, están interesados en conocer y proteger el manglar”, confirma la Dra. Tejedor, quien, satisfecha, sabe que solo así los manglares tendrán en su hábitat una nueva oportunidad.